domingo, 22 de noviembre de 2015

01.


                un ejército de monstruos de barro avanzando entre los árboles, fétidos y malolientes, nidos de hojas secas y podridas, corazones de resina. ojos de rubíes de águilas, cantos de chapoteos desmembrados.

                se oye al aullido resonar en el eco del enroscamiento de la lombriz, espiral segmentada de almas divididas refugiadas en un oscuro y húmedo agujero. escarbando y royendo, escarbando y royendo, el corazón en el dolor arterial de una entrada obstruida por tejido adiposo cancerígeno y sofocante. dolor al respirar y al reír.


                caen gotas frías de tu nariz sobre tus pies fríos en una sala blanca y abandonada en la soledad de un sofá de terciopelo turquesa invadido por la humedad y cabalgado por el musgo. sentado, sentado y sentado viendo el televisor, el televisor y el televisor mientras los rayos catódicos violan tu alma y sodomizan tu espíritu en una habitación fría y sádica.

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PROMETEO


               ¿a quién se le ocurre? hallar las lombrices bajo el suelo royendo cadáveres, alimentándose de cuerpos putrefactos que excretan fluidos y que huelen mal. ¿quién se acordará de sus almas? ¿quién se acordará algún día de ellos y de si fueron amados? henchidos de odio y rellenos de sangre.


                una cabeza calva resplandeciendo al sol, solitaria. bajo las cortezas de los árboles ¿qué hará moverse a este cadáver sino la fuerza del amor? un amor pesado alimentado por el odio, un amor pesado y sostenido por los pies. Prometeo, cadáver en vida, pululando por los bosques con el corazón ignífugo y cenizo. Con los pies llenos de plantas y ramas, bañados en negro petróleo; los huesos de cartón, la piel de acero laminado y los dientes cuchillas de afeitar. Ser indeleble y carcomido, destripado y hecho jirones. Muerto, monstruo de las colinas en pos del calor bajo los pinos estertóreos. Recubierto de escamas y musgo, pez de las tinieblas, espanto en la oscuridad. Se escucha tu aullido al anochecer, se oye el desgarro de cuerpos frágiles y el romper de sus huesos. Niñas gritando en el ritual de un desmembramiento solemne. El terror omnipresente en la sombra del mundo, recovecos de almas asustadas y el miedo, refrigerio diabólico del Lucifer.

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lunes, 16 de noviembre de 2015

Paisaje de invierno



Halló en la cabaña el techo de toda su existencia, el dolor corriendo por su espalda en diluidos riachuelos; empañando el parquet de sangre blanca, baño de ángeles. Miró por la ventana el frío invierno, desolado; mientras el lobo agazapado empieza su andadura hacia el bosque. El agua cristalina convertida en pequeñas piedras preciosas de almas límpidas y puras. Correteando entre las hojas del roble. El arroyo corriendo entre piedras y tierra. Ansiosa la vida por hallar el recorrido liberador en el sosiego del paisaje.

viernes, 13 de noviembre de 2015

el sexo de los elefantes

                 


       he visto relucir el tiempo en cristales de hielo, brisas desoladas de sangre congelada.
       el desgarrador aullido del lobo en la noche, el sexo a escondidas entre zarzas y matojos.
       el corazón henchido de un sabor amargo
       corriendo por los labios. el sudor resbalando por la infinita longitud de la espalda.
       un cabello cae pesado sobre el ojo, como un yunque; en los dientes refulge la tenacidad del deseo.
       y en las manos sujeta, la luz de una paloma perenne; muerta y viva, surcadora del vacío.
                                                  
       ¿qué pisan los pies sino hojas secas, ennegrecidas por los hongos, podridas por los gusanos?

       carne, ávida de carne.

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